Aeropuerto de Barajas
A simple vista, acercarnos a la T4 del aeropuerto de Barajas nos puede parece en un primer momento, parecer acercarnos a una extraña ola amarilla. Sin embargo, cuando entramos dentro encontramos una moderna estructura basada en columnas amarillas que van generando un espacio abierto y espacioso.
Una de las cosas que más nos gustan del Aeropuerto, es la cantidad de culturas que se pueden encontrar en un mismo sitio. Es increíble ver como culturas muy diferentes son capaces de interaccionar entre ellas, aún sin compartir la misma lengua. Compartir el asiento con una persona desconocida y de otra cultura, a veces puede ser muy enriquecedor.
Visitar el aeropuerto no es sinónimo completo de coger un avión. En la T4 o Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas, van a diario a trabajar miles de personas y para algunos puede resultar un momento de ocio.
En los aeropuertos se ven cosas donde muy raro puede verse en otro tipo de sitios. Esos momentos son los reencuentros después de mucho tiempo.
Si nos quedamos una tarde contemplando la zona de llegadas, no es raro que el corazón nos empiece a latir más rápido de lo normal al ver parejas, familias, amigos que se reencuentran después de largos años.
También se puede sentir el temor de muchos por miedo a volar, si recogieron el pasaporte, si dejaron algo tendido en casa, o si el vuelo se va a retrasar. Del mismo modo, se puede sentir la alegría y la ilusión de muchos que desean conocer lejanas tierras o simplemente bañar su piel al sol.
Si volvemos a la parte técnica, la terminal 4 de Barajas es a su vez estación de la línea 8 de Metro de Madrid y de cercanías C1. Como clásico aeropuerto, se debe abonar una tarifa extra para acceder a él, aunque los usuarios poseedores del título de abono de transporte no necesitarán realizar este pago.
Sea para viajar o para tener un momento interior con uno mismo, el Aeropuerto de Barajas es un lugar donde convergen toda clase de emociones. Buen viaje.